Qué ver en Logroño
Logroño es un destino que te atrapará, sobre todo si el turismo cultural y gastronómico están en tu lista. La ciudad, capital de La Rioja, tiene ese encanto especial que mezcla calles por las que pasear con ganas, bodegas que guardan historias profundas y una gastronomía que no se anda con tonterías. Desde las tapas que probarás en la calle Laurel hasta las joyitas de patrimonio que se esconden en sus iglesias y plazas, recorrer Logroño se convierte en un viaje para los sentidos. Y no solo eso, sus alrededores nos regalan pueblos con un sabor distinto donde el vino es protagonista y las tradiciones, una invitación abierta a vivir experiencias inolvidables. ¿Te apuntas a descubrir todo esto conmigo? Prepara las ganas de pasear, catar y empaparte de buena cultura porque lo que verás en Logroño te sorprenderá.
Las mejores bodegas de Logroño
Si hay algo que define a Logroño, sin duda, son sus bodegas. Llevarás contigo la idea de que visitar esta ciudad es hacer un viaje casi obligatorio por la historia y la pasión que destila cada botella. Entre las más reconocidas, Marqués de Murrieta no solo destaca por mantener una tradición que se remonta al siglo XIX, sino también por sus vinos que han marcado un antes y un después en la Rioja. La bodega se presenta como un castillo venido para quedarse, una mezcla de nobleza y buen hacer que podrás recorrer y saborear. No muy lejos de allí, las Bodegas Franco Españolas guardan otra historia fascinante: su arquitectura y sus cavas te transportarán a tiempos donde el vino era casi un tesoro escondido. Esta bodega ha sabido combinar la modernidad con la esencia de sus orígenes, y durante la visita guiada descubrirás variedades que seguro no esperabas encontrar, además de poder aprender sobre el proceso de vinificación con gente que vibra con su oficio. En definitiva, hacer el recorrido por estas bodegas es calzarse unas botas cómodas para pisar historia y disfrutar de un vino que ha recorrido siglos para llegar hasta ti.
Ermita de San Juan o del Santo Cristo
En Briones, un pueblo que no deberías saltarte en tus excursiones cerca de Logroño, la Ermita de San Juan o del Santo Cristo es un pequeño tesoro con una historia que se siente al pasear por sus alrededores. Esta ermita combina un valor religioso que ha marcado la vida del lugar con una sencillez que enamora. Construida siglos atrás, esta iglesia humilde pero con mucho carácter representa para los locales un espacio de recogimiento y tradición. La conexión con la tierra y las raíces se hace palpable cuando reparas en sus detalles arquitectónicos y en el ambiente que envuelve el conjunto. Además, el entorno permite hacer una pausa tranquila, muy necesaria para pensar en lo que uno lleva dentro mientras se disfruta de la rústica belleza de Briones.
Turismo enológico: rutas y catas
Imaginar un plan en Logroño sin incluir rutas enológicas es como pensar en una merienda sin postre. La región se presta para que te lances a descubrir un buen puñado de bodegas donde las paredes cuentan historias de vendimias y celebraciones. Si te animas, te recomiendo coger el coche o apuntarte a una ruta organizada para visitar varias bodegas emblemáticas no solo en la ciudad, sino en los alrededores cercanos. En cada parada, tendrás la oportunidad de descubrir cómo se elaboran los vinos que te encantarán degustar después. Las catas en estas bodegas suelen ser charlas amenas donde además de probar los caldos, te enseñan a identificar aromas y sabores que probablemente no habías notado antes. No importa si eres un experto en vinos o debutante, estas experiencias te dejarán con ganas de más. Recuerda que combinar la visita con guías locales o enólogos hará que tú viaje sea mucho más enriquecedor, porque ellos aportan ese toque que convierte una simple cata en una clase magistral llena de anécdotas y risas.
Consejos para visitar Logroño
Para que tu visita a Logroño te salga redonda, vale la pena tener en cuenta algunas cosillas que facilitarán el viaje y harán todo mucho mejor. Si puedes, planea tu escapada en primavera o otoño, que el clima está de tu lado y hay menos turistas apretujando para entrar en las bodegas o en la calle Laurel. En cuanto a moverte, el centro se puede recorrer perfectamente a pie, con calles amables que invitan a caminar sin prisa. Si vas a salir a conocer los alrededores y las bodegas, un coche será tu mejor amigo, pero también hay excursiones organizadas si prefieres no complicarte. Encontrar alojamiento en el casco histórico o cerca te permitirá despertar con la tranquilidad de estar a pocos pasos de todo lo interesante. Por último, no olvides llevar ropa cómoda y una mente abierta para probar platos y vinos que te sorprenderán, que Logroño es de esos sitios donde quien no arriesga, no gana.
Calle del Laurel, el corazón gastronómico
Si te dijera que hay un lugar en Logroño donde se ha cazado la esencia de la ciudad en forma de tapas, seguro que no dudarías en echarle un vistazo. La calle Laurel es mucho más que un destino, es una experiencia para quien sabe que la comida es puro arte social. Andar por esta callecito estrecho y bullicioso te trasladará al verdadero punto de encuentro entre locales y turistas, un crisol de sabores y charlas que hacen que cada bocado sepa aún mejor. Aquí, las tapas típicas que vas a probar llevan nombre propio y tradición: chorizo a la riojana, champiñones a la plancha, patatas a la riojana o la famosa “gilda”, esa delicia que parece sencilla pero que es pura magia en el paladar. Y mientras disfrutas, no te extrañe ver cómo se forman grupos, risas y brindis improvisados, porque aquí lo que manda es el buen rollo y la pasión por lo nuestro.
Monumentos y patrimonio histórico
Logroño no solo guarda el buen vino, también es un cofre abierto donde su patrimonio histórico te invita a viajar a través del tiempo. Sus monumentos y edificios cuentan historias de siglos que han moldeado la ciudad tal y como la ves hoy. Al pasear, notarás cómo la arquitectura mezcla estilos, reflejando épocas que se han ido solapando y dejando una huella única. Iglesias, plazas y antiguos edificios oficiales conforman ese mapa de cultura en piedra que llama a ser descubierto. Y aunque cada rincón tiene su encanto, hay algunos puntos que resaltan por su relevancia y belleza sobresaliente, haciendo que tu ruta no se quede solo en el vino, sino que también se llene de historia y arte.
Iglesia de Santa María de Palacio
Hablar de esta iglesia es contar una parte importante de la identidad de Logroño. La iglesia de Santa María de Palacio tiene un estilo gótico que impresiona sin excesos, un equilibrio perfecto entre nobleza y sencillez que ha cautivado a tantas generaciones. Su fachada y su interior guardan obras de arte que reflejan cómo la fe y la cultura se han entrelazado por estas tierras. Lo mejor es que al entrar, uno siente que se ha detenido el tiempo y que cada detalle, desde los vitrales hasta las tallas, es un testimonio vivo de historia a flor de piel.
Plaza del Mercado
No puedes decir que has estado en Logroño sin haber pasado por la Plaza del Mercado, un punto neurálgico para la vida social y comercial desde hace siglos. Esta plaza no solo fue testigo de la actividad mercantil, sino que es un lugar donde hoy se respira ambiente y movimiento, ideal para sentarte y observar la rutina de la ciudad. A su alrededor se encuentran bares y mercados que mantienen viva la tradición, haciendo que su esencia se conserve sin perder frescura. Además, la plaza frecuentemente acoge eventos y celebraciones que reúnen a locales y visitantes en un encuentro común en el corazón de la ciudad.
Experiencias culturales cercanas
Si te has quedado con ganas de más después de recorrer Logroño, los pueblos cercanos no se quedan atrás en cuanto a encanto y cosas que aportar. Briones, por ejemplo, es un destino ideal para combinar patrimonio y enología, ya que su historia traza un vínculo directo con las bodegas y la cultura del vino. Caminar por sus calles te llevará a descubrir monumentos y a respirar tradiciones que enriquecen cualquier viaje. Además, acudir a una bodega como Vivanco te pondrá en contacto con una experiencia más intensa y didáctica, perfecta para los que quieren ir un paso más allá y entender de verdad qué hace especial al vino riojano.
Briones y la Bodega Vivanco
Briones es el típico lugar que parece sacado de un cuento y que a la vez está vivo, latiendo con su propia historia y la pasión por el vino. La Bodega Vivanco es el epicentro de esa energía; no se trata solo de una bodega, sino de un verdadero centro cultural dedicado al vino, con museo incluido. Allí descubrirás cómo ha evolucionado la producción, la importancia cultural del vino y, por supuesto, tendrás oportunidad de catar algunos de sus mejores exponentes. La visita se convierte en una experiencia educativa y divertida que te dejará con ganas de entender más la magia que encierra cada botella.
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Briones es otro punto que merece una parada obligatoria. Su valor artístico y religioso se mezcla en una estructura que ha visto pasar siglos y generaciones. Su fachada, sencilla pero marcada por detalles finos, invita a explorar un interior donde la historia y la devoción quedan grabadas a través de las tallas y pinturas que te cuentan mucho más que simples anécdotas. Se siente que en cada rincón hay un suspiro del pasado que conecta a la gente con sus raíces.
Plaza España
La Plaza España completa el cuadro de Briones con su ambiente social y cultural que no para ni un momento. Es el lugar donde locales se encuentran para charlar, donde se celebran eventos y donde se siente más viva la esencia del pueblo. La plaza se presenta como un espacio abierto que invita a sentarte, ver pasar el tiempo y empaparte del ritmo pausado pero constante que da vida a esta zona vinícola y cultural cercana a Logroño. Quién sabe, quizás te topes con alguna feria o mercado que le dé un plus a tu visita.