Qué ver en Cantabria: Los mejores lugares para visitar
Si piensas en Cantabria, seguro que te vienen a la cabeza imágenes de verdes paisajes, mar que parece pintado y ese aire fresco que se clava hasta en el alma. No es para menos: esta tierra tiene un poco de todo y se guarda joyas para todos los gustos. Desde playas donde podrías quedarte horas mirando el horizonte, hasta pueblos con calles que parecen no haber cambiado desde hace siglos, y una gastronomía que revive el alma después de un día explorando.
Aquí no solo verás la naturaleza en su salsa, sino que te toparás con historia impregnada en cada piedra y una cultura viva que se siente en cada rincón. Prepárate, porque te voy a llevar de paseo por los lugares imprescindibles que tienes que descubrir si decides pisar esta tierra cántabra. Estoy convencido de que, al final, no querrás irte.
Parque de la Naturaleza de Cabárceno
El Parque de la Naturaleza de Cabárceno es como un soplo de aire fresco para cualquiera que ame la naturaleza sin complejos. Te aseguro que no es un zoo cualquiera: montado en antiguas minas de hierro, aquí los animales se mueven en espacios abiertos que simulan sus hábitats. Podrás encontrarte con elefantes, osos pardos, jirafas y hasta rinocerontes, todos conviviendo sin rejas que arruinen la vista.
La flora juega un papel importante, con un entorno que mezcla árboles y vegetación autóctona, que añade frescura y vida a toda la experiencia. Si viajas con niños, te adelanto que la diversión está asegurada; desde los miradores, teleféricos y senderos para recorrer el parque, hasta las áreas de descanso y juegos. La sensación de estar en plena naturaleza, sin estar perdido en medio de la nada, hace que el tiempo se diluya y quieras quedarte horas viendo a los animales en su salsa.
Este parque te hará conectar con ese instinto primario de ver y respetar la vida salvaje mientras disfrutas de un día al aire libre, sin renunciar al confort y el ocio.
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Museos y cultura en Cantabria
La oferta cultural en Cantabria no se queda corta. Si eres de los que disfrutan metiéndose en museos para empaparse de historia y arte, aquí encontrarás varios que te darán más de una sorpresa. Por ejemplo, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria es un viaje en el tiempo donde descubrirás restos fascinantes del Paleolítico, nada más y nada menos que con piezas únicas de arte rupestre.
No te pierdas tampoco el Centro de Arte Faro de Cabo Mayor en Santander, que reune exposiciones contemporáneas y eventos para todos los públicos. Además, la región se viste de fiesta en eventos como el Festival Internacional de Santander o las ferias tradicionales, donde la cultura popular y las tradiciones se viven con pasión.
Estos espacios y eventos complementan a la perfección la riqueza natural de la región y te harán entender Cantabria desde otra perspectiva, mucho más amplia y con un sabor especial que solo el arte y la historia pueden aportar.
Gastronomía cántabra
Visitar Cantabria sin probar su cocina sería como ir a la playa y no mojarte los pies. Aquí la gastronomía se sirve con un sabor a mar y montaña que no olvidarás. Platos como el cocido montañés, que viene cargadito de alubias, berza y tocino, te reconfortará el cuerpo después de patear pueblos y senderos. Y qué decir del famoso marmita de bonito, sencillo, sabroso y con un toque que solo el Cantábrico te sabe regalar.
Los quesucos y sobaos pasiegos tampoco faltan en la mesa. Para rematar, déjate tentar por un buen ribeiro o un clarete local. Pueblos como Comillas o Santillana del Mar guardan tabernas y restaurantes que han sabido conservar esa cocina tradicional sin perder ni pizca de la identidad cántabra. Yo te recomiendo asomarte a esas tapas sencillas, pero auténticas, que te cuentan historias de generaciones.
Consejos para visitar Cantabria
No te voy a engañar: Cantabria tiene su mejor cara en la primavera y el verano, cuando el sol aparece más seguido y la temperatura se pone amable para explorar sin que el frío te pinte la cara. Pero, ojo, si te va la aventura y las rutas menos concurridas, el otoño también tiene su encanto. Eso sí, prepara algo de abrigo porque el clima es cambiante y la niebla puede colarse sin avisar.
Moverte no te será complicado: la red de carreteras está bastante bien y, si prefieres, los trenes y autobuses te acercan a los puntos principales sin problemas. En cuanto al alojamiento, tienes desde cámpings y casas rurales hasta hoteles con estilo para descansar bien y cargar pilas. Date un capricho y reserva con tiempo, sobre todo en verano, que aquí la gente no es la única que quiere aprovechar el buen tiempo.
Algunas recomendaciones que me han funcionado super bien son llevar calzado cómodo para caminar, hacer paradas en esos bares locales que no salen en las guías y no programar todo a tope: deja sitio para el imprevisto, porque Cantabria se disfruta más despacio y sin prisa.
El Capricho de Gaudí
En Comillas, una joya modernista da la bienvenida: El Capricho de Gaudí. Este edificio no es solo una casa, es toda una declaración de intenciones de un genio que quería romper moldes. Fue diseñado a finales del siglo XIX y desata curiosidad con sus torres coloridas, azulejos y formas que parecen sacadas de un cuento.
Lo que más me fascinó fue la sensación de que cada detalle tiene un significado, desde la arquitectura hasta los elementos decorativos. Si te gusta el arte y la historia, la visita te sumergirá en una época y una mente creativa que dejó una huella imborrable. Además, el entorno natural le da un plus que pocos sitios pueden presumir, combinando lo humano con lo salvaje en el paisaje.
Palacio de la Magdalena
El Palacio de la Magdalena es un escenario que despierta más de una emoción. Situado en una península con vistas al Cantábrico, este palacio mezcla historia, arquitectura señorial y un entorno costero que enamora a cualquiera. Fue residencia estival de la realeza española, y eso se nota en cada detalle de su construcción y jardines.
Hoy día no solo verás un edificio espectacular, sino que podrás disfrutar de eventos culturales y deportivos que llenan la agenda del palacio y sus alrededores. El paseo marítimo que lo rodea se presta a caminatas tranquilas mientras admirarás la bahía y, si tienes suerte, hasta un atardecer memorable que querrás guardar en la memoria.
Cueva de El Castillo
¿Te imaginas descubrir un libro abierto de la prehistoria? La Cueva de El Castillo te llevará justo ahí: a una época en la que el arte era una forma de expresar lo que la palabra no alcanzaba. Con pinturas rupestres que superan los 40.000 años de antigüedad, la UNESCO no dudó en incluirla como Patrimonio de la Humanidad.
La visita no solo hace que aprecies la destreza de nuestros antepasados, sino que también te educa sobre las culturas que poblaron la región mucho antes de que existieran las ciudades. Para mí, es una experiencia que abre la mente y el corazón, colocando a Cantabria en el mapa de la historia universal.
Monasterio de Santo Toribio de Liébana
El Monasterio de Santo Toribio de Liébana es mucho más que un edificio religioso; es un emblema cargado de historia y fe. Ubicado en el corazón de Liébana, su arquitectura humilde no impide que despierte una sensación de paz y respeto. Se trata de un lugar de peregrinación importante, custodiando uno de los Lignum Crucis, considerado el fragmento más grande de la Cruz de Cristo.
Al visitarlo, sentirás cómo convergen la espiritualidad y la cultura, con manuscritos y reliquias que cuentan la vida de siglos atrás. Además, sus alrededores invitan a perderse en la naturaleza cántabra, haciendo que la experiencia sea completa para cuerpo y alma.
Santander y su Paseo Marítimo
Santander, la capital cántabra, guarda ese punto justo entre ciudad y mar que pocos consiguen igualar. El paseo marítimo es la arteria principal donde se mezclan paseantes, ciclistas y aficionados a sentarse simplemente a ver el ir y venir de la vida. A lo largo de sus kilómetros puedes disfrutar desde playas urbanas, como El Sardinero, hasta rincones donde probar la gastronomía local en forma de pintxos y pescados frescos.
Caminar por aquí te resultará un plan perfecto para atenuar el calor en verano o simplemente contemplar el Cantábrico acompañado de una brisa que no engaña. Yo siempre he pensado que el paseo marítimo de Santander tiene ese encanto especial que solo los sitios con mar de verdad pueden tener.
Comillas y su arquitectura modernista
Comillas es una pequeña ciudad que guarda un tesoro en forma de arquitectura modernista que te dejará boquiabierto. Además de El Capricho de Gaudí, podrás encontrar edificios como la Universidad Pontificia o la Casa del Duque, todos ellos, cargados de detalles que hablan de una época donde la innovación artística era una pasión que se reflejaba en cada esquina.
Pasear por Comillas es hacer un viaje donde el arte, la historia y la belleza natural se funden. Es el lugar ideal para los amantes del patrimonio que quieren entender cómo convergieron diferentes estilos y cómo esta tierra supo adaptarlos y hacerlos propios. La cultura aquí no la ves solo en museos, la siente el visitante en cada piedra.
Las Playas de Cantabria
Cantabria esconde un litoral que hace babear a cualquiera. Las playas no solo son bellas, sino que tienen carácter, cada una con su encanto. Por ejemplo, la playa de Langre te recibirá con acantilados imponentes y olas perfectas para los que les va el surf. La playa de Oyambre, con su arena fina y sus dunas, es para quienes buscan un rincón para desconectar del mundo.
No doy por completas las recomendaciones sin mencionar la playa de La Concha en Suances, que combina arena y gastronomía frente al mar, perfecta para tomar el sol y luego una caña. Sea cual sea tu favorito, recuerda que el viento y el sol aquí gustan de jugar al escondite, así que lleva siempre algo de abrigo y protector solar. Eso sí, prepárate para disfrutar de esos momentos de arena entre los dedos que dejan marca.
Rutas de senderismo y naturaleza
Si te va la marcha y el contacto directo con el monte, Cantabria es un auténtico paraíso para los senderistas. Desde rutas sencillas ideales para un paseo tranquilo, hasta sendas que te pondrán a prueba con subidas y descensos, aquí hay para todos. El Parque Natural de los Picos de Europa es la joya de la corona, con paisajes que quitan el hipo y caminos donde perderte y reencontrarte a la vez.
Además de los Picos, hay rutas menos conocidas que llevan a bosques frondosos, valles escondidos y cascadas que parecen sacadas de un cuento. Te aconsejo que lleves buen calzado y una cámara a mano, porque los paisajes te pedirán inmortalizarlos. No olvides el agua y algo para picar, porque una buena caminata merece su recompensa al final.
Sobre todo, deja espacio para que la naturaleza te sorprenda, y siente el placer de caminar despacio, respirando hondo y disfrutando cada paso que das.
